Todos tenemos una historia de vida que contar; con situaciones difíciles y otras no tan difíciles. En nuestro caso, mi hija Meli y yo, tenemos que contarles algo que nos cambió la vida completamente.
Un 11 de mayo del 2010, mi esposo Alonso decidió abandonar este mundo; él con tan corta edad 37 años, toda una vida por delante, un hombre brillante, trabajador, responsable, excelente compañero de trabajo, alegre, divertido, aventurero, cariñoso, luchador, siempre con proyectos de familia, de trabajo, en fin, con cualidades maravillosas.
Lo menos que sabíamos era que lo abordaba una depresión silenciosa, a veces lo veía triste, callado, otras veces alegre, animado, pero había muchas cosas que guardaba en su corazón y lo sentía angustiado por lo material, por su trabajo, por su vida personal y familiar. Existía tal frustración; que no veía salida alguna. Muchas veces lo animé a buscar ayuda psicológica, pero por su ego, creía que él podía solo. Como dos veces él me anunció su partida, pero yo confiada en Dios; esperé una respuesta, como un milagro para que las cosas estuvieran mejor.
Pero no fue así, el martes 11 de mayo, faltando tres días para su cumpleaños, decidió auto eliminarse, lo más impactante fue que yo lo encontré a él, y no me siento capaz de describir la forma en que lo hizo, por respeto a mi hija, pero tengo en mi mente ese recuerdo tan duro, solo Dios en ese momento me dio la fuerza para buscar la forma de salvarlo; pero fue en vano; los doctores hicieron todo lo posible por mantenerlo con vida, pero fue un infarto tras otro, que no resistió.
Después del impacto tan fuerte; tuve que ser tratada con ayuda de profesionales, especialistas en psiquiatría y psicología; así como mi hija y hasta la fecha.
Ha pasado 1 año y 5 meses del fallecimiento de mi esposo, y gracias a Dios hemos salido adelante las dos; mi familia ha sido un apoyo invaluable, amigos muy allegados y algunos familiares cercanos. Sin embargo; mi consuelo ha sido refugiarme en Dios, en tener fe y no dejarme vencer, en luchar por mi hija, seguir adelante; no ha sido fácil, hemos tenidos momentos muy duros; pero sigo mi norte, con la convicción de que las cosas van a ser mejor cada día.
Mi mejor fórmula es vivir un día a la vez; estamos en un proceso de sanación interior. Nuestra actitud positiva ante la vida y la confianza en Dios; nos ha ayudado a ver esa luz en el camino.
Si te sirve de ayuda, voy a darte algunos consejos que hemos tomado en cuenta para mantenernos bien durante todo este tiempo:
* Ayuda profesional (psiquiatra, psicólogo)
* Tener un mejor amigo, cuando te sientas mal y quieras contarle lo que te pasa.
* Hacer ejercicio regularmente.
* Comer saludablemente.
* Trabajar, ocupar tú mente.
* Hacer lo que más te gusta.
* Buscar ayuda espiritual, ir a misa, culto, estar en algún grupo religioso.
* Socializar, salir, disfrutar, tener nuevos amigos.
* Compartir con la familia.
* Actitud positiva ante la vida, valorar cada momento, despertar y ver lo maravilloso que eres, contemplar la naturaleza y dar gracias a Dios por el maravilloso don de la vida.
* Y lo más importante. VIVIR UN DÍA A LA VEZ.
Puedes salir adelante, somos sobrevivientes de suicidio, no te des por vencido. Nuestros seres amados ya no están físicamente, pero lo están espiritualmente. Tenemos una misión en esta tierra; un propósito, hay algo más allá que nos da la esperanza de reencontrarnos con nuestros seres queridos. Haz lo mejor que puedas, no te desanimes, si caes, vuelve a levantarte, eres hijo de Dios, un ser único e irrepetible.
Un agradecimiento muy especial a mi amiga Jackie, fundadora de MI AURORA; la llamo mi amiga, porque ha sido un apoyo durante todo este año; ella siempre ha estado conmigo en todo este proceso; sus sabias palabras me han ayudado a tomar buenas decisiones. Gracias amiga. También un agradecimiento a mi hermana Patricia; no tengo palabras para agradecerle todo el apoyo brindado y en general toda mi familia. Bendiciones.
(Autora: Rocío, 39 años, Costa Rica)